viernes, 1 de abril de 2011

La verdad tiene patas largas

“Algunos canallas se retiraron con sus valores democráticos y dejaron a este grupo como chivo expiatorio, como pato de la boda o como quieran llamarlo”, dijo ayer Adolfo Miguel Donda en el juicio oral que lo juzga por su participación en el centro clandestino que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Donda dijo que actuó allí como “operativo” y cargó contra sus antiguos jefes de la Marina. “La ESMA era un lugar público, todo el mundo sabía que era un centro clandestino”, fue otra de las frases con que sorprendió a los protagonistas del juicio que se les sigue a él y a otros 18 sicarios de la dictadura. Locuaz y detallista, Donda dio precisiones del accionar represivo en ese campo de exterminio e involucró a toda la Armada al describir su estructura, tal como había hecho en su primera declaración. “Arriba mío había 2500 personas, y yo tengo que estar dando explicaciones acá y todos ellos están libres”, dijo al mencionar el organigrama de las fuerzas de tareas, de las cuales dependían los grupos que, a su vez, dirigían las unidades.
Texto completo: Situaciones de tortura
Fué un "perejil" a quien convencieron que estaba salvando la Patria de un "sucio trapo rojo" (lo que menciona -hoy, ahora- Biolcati).
Desde mi óptica, pongo un manto de piedad.

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