sábado, 25 de septiembre de 2010

Robando gallinas

Lo agarraron robando gallinas y lo llevaron a la comisaría.

Allí se establece este diálogo con el comisario:

-¿Estás de vivo chorrito?... ¿Querías comer sin laburar?.. ¡¡¡A la cárcel!!!

- No era para mí. Era para vender.

- ¡¡¡Peor... Venta de artículo robado, competencia desleal con el comercio
establecido !!! ¡¡¡Atorrante !!!

- Pero yo vendía más caro.

- ¿Más caro?

- Hice correr el rumor de que las gallinas del granjero estaban infectadas y las mías no.

- ¡¡¡Sos un desfachatado !!! (Ya había un cierto respeto en el
tono de voz del comisario) ¡¡¡Mirá si te agarra el dueño de la granja !!!

- Ya me agarró. Hice un trato con él. Me comprometí a no correr más rumores sobre sus gallinas y él se comprometió a aumentar los precios de sus productos para que queden iguales a los míos. Invitamos a otros dueños de gallineros a entrar en el esquema y formamos un oligopolio.

- ¿Y que hace usted, señor, con las ganancias del negocio?

- Especulo con dólares. Invierto alguna cosa en el tráfico de drogas. Compro algunos diputados; dos o tres ministros; conseguí exclusividad en el suministro de gallinas y huevos para el programa de alimentación del gobierno..., y por supuesto que sobrefacturo los precios!

El comisario le sirvió un cafecito y le preguntó:

- Licenciado.. .., no se ofenda, pero con todo eso..., ¿usted no es millonario?

- ¿Millonario? Nooo...!!, Billonario !!! Sin contar lo que evado de IVA y lo que tengo depositado ilegalmente en el exterior.

- Y con todo eso, igual continúa robando gallinas Doctor?

- A veces... usted sabe como es esto...

- No, la verdad, Excelencia, es que no lo sé. Por favor explíqueme...

- Es que en todas esas actividades mías no siento la sensación de peligro, de estar haciendo una cosa prohibida, de la inminencia del castigo. Solo robando gallinas yo me siento realmente un ladrón, y eso es realmente excitante. Como ahora. Fui preso. Finalmente voy en cana. Es una experiencia nueva.

- Pero... ¿Cómo dice eso, Excelencia?... de ninguna manera... ¡¡¡usted no va preso!!!

- ¡Pero si me agarraron in fraganti, saltando la cerca del gallinero!

- Sí... sí... pero eso es algo primario. Además... con esos antecedentes... Usted... ¡¡ya debería estar en el Congreso Nacional!!

domingo, 12 de septiembre de 2010

Esto también pasará

Presuntamente de: Jose Manuel García Bautista

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

- Quiero algún consejo que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre.
La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por lo tanto, lo trataba como si fuera de la familia.
El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó.
Y éste le dijo:

- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio.
Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje; –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo– mantenlo guardado. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino.
Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida, y sus enemigos lo perseguían.
Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino.
Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia adelante y no había ningún otro camino…
De repente, se acordó del mensaje. Sacó el papel y allí encontró un pequeño consejo tremendamente valioso:
Simplemente decía: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras leía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ” sintió que se cernía sobre él un gran silencio.
Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.
Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes…, y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

- ¿ Qué quieres decir? – preguntó el rey - . Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

- Escucha, – dijo el anciano – este consejo no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el papel y leyó el mensaje: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, habían desaparecido.

El rey pudo terminar de comprender el mensaje.
Se había iluminado.

Entonces el anciano le dijo:

- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes.


sábado, 4 de septiembre de 2010

Macri y De Narváez

Macri y De Narváez fueron de recorrida proselitista.

Llegaron a una escuela y el director les dice: tenemos muchos problemas, por favor, ayúdennos, la calefacción no va, el techo del comedor corre riesgo de derrumbe, los baños están todos rotos...

Los políticos asienten y Macri dice:
- Desde luego están ustedes mal, intentaremos arreglar estos problemas lo más pronto posible. Pero no le prometo nada, ya sabe como están los presupuestos...

Acto seguido van a una cárcel, y el director les dice:
- Tenemos problemas, por favor ayúdennos, hay uno de los 18 jacuzzi que no funciona, el agua sale caliente pero por la tarde no se llega a calentar demasiado y, sobre todo, lo más importante, el cable, se ve bien, pero últimamente se ven unas rayitas, y claro, la alta definición no la vemos como debe ser.

Macri responde:
- No se preocupen, ningún problema, les aseguro que la semana que viene todo estará solucionado, déjenlo en mis manos.

Al salir, De Narváez le pregunta:
- Hay algo que no entiendo, no les prometiste nada a los de la escuela, que están para el carajo, y en cambio a los de la cárcel les prometiste que todos sus problemas se solucionarán pronto... ¿por qué?

Y Macri le contestó:

- Vos, en el futuro, ¿pensás ir a la escuela?