miércoles, 21 de julio de 2010

Queremos a Macri

Quienes vivimos fuera del área de la Capital Federal (CABA), no lo padecemos como intendente (jefe de gobierno).
Nos preocupa que pretenda acceder al gobierno nacional.

Para el 2011 conviene que lleguen muchos candidatos de la oposición porque, para ganar en primera vuelta, tiene que haber una diferencia de diez puntos entre el primero y el segundo; y es bueno que el voto opositor vaya fragmentado.
Macri está (¿estaba?) en el pelotón de aspirantes, pero no le sacaría votos a Kirchner, sino a otros grupos de la oposición.
Al kirchnerismo le perjudica que Macri no esté.
A los que sí les conviene, es a quienes compiten con él y se disputan sus votos.

No es de nuestro agrado beneficiar a Carrió, Solá, De Narvaez o Duhalde.
Nos tranquiliza estimar que pasará un año [los tiempos de la justicia (?)] hasta llegar al juicio oral.

Y desearíamos que los porteños voten mejor en el futuro.
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Una familia muy normal

lunes, 19 de julio de 2010

Apodos - Hoy: Para mujeres

Van dedicados a Sandra, pero se pueden utilizar para otras...

ACEITUNA: Negra, chiquita y amarga, pero igual se la comen.
ACELGA: No hay bicho que no la ataque.
ALPARGATA: Se la pone cualquiera.
BANDERA YANKY: La han clavado hasta en la luna.
BOCINA: La aprietan en todos los autos.
BOLSA DE HARINA: Cuanto mas la sacuden, mas polvo echa.
BOLSA DE RESIDUOS: La recogen a toda hora.
BOTELLA DE COCA COLA: Siempre termina en el baldío con el culo roto.
CAMPEONA DE LUCHA LIBRE: Tiene muchísimas puestas de espalda.
CARACOL DE MAR: Sobrevive gracias a la concha.
COLECTIVERO RESPONSABLE: No deja una parada sin recoger.
CORNALITO: Sale con mediomundo.
CUBIERTA GASTADA: Pincha en cualquier calle.
ESTACA DE ACERO: Se la puede clavar en cualquier lugar.
ESTACA DE CIRCO: La clavan en cualquier baldío.
GRIPE: La ha tenido todo el mundo.
GUADAÑA: Una afilada y... ¡al pasto!
HORMIGA ATOMICA: No hay polvo que la destruya.
LATITA DE CERVEZA: Para disfrutarla, hay que abrirle el agujero.
LOCOMOTORA VIEJA: Funciona a pito y leña.
MARCHA DE SAN LORENZO: La tocan desde la primaria.
MEDIA FINA: No se le escapa un punto.
MILANESA: No hay quien no se la haya comido.
MOLINETE DE SUBTE: Está llena de braguetazos.
MUSEO NATURAL: Junta toda clase de bichos.
PALA DE PUNTA: Se clava en cualquier terreno.
REMISE: El cliente nunca sabe lo que va a pagar hasta que se baja.
RELOJ DE ARENA: La dan vuelta cada media hora.
ROLEX: Solamente se lo ponen los de guita.
RUTA 5: La conocen todos los camioneros.
SAPO: Se alimenta con los bichos que se traga.
TABLA DEL UNO: Es la mas facil.
TAPA DE SOTANO: La levantan por la argolla.
VASO DE AGUA: No se le niega a nadie.
VELOCIMETRO: Sin tripa, no funciona.

lunes, 5 de julio de 2010

El poder no se discute; se ejerce

El traspié electoral oficialista, a partir de la sorpresiva derrota en el conurbano bonaerense, produjo un diagnóstico generalizado. Se iniciaba la decadencia irreversible del ciclo K, e incluso hubo quienes arriesgaron que el Gobierno no alcanzaría al 2011.
Atado al anterior y más difícil de responder, era cuál sería la determinación gubernamental: ¿apuntar el presunto giro a la derecha o afirmar un rumbo progresista?
Por el contrario, las renovaciones del cuerpo ministerial revelaron que habrían de apoyarse, más que nunca, en los colaboradores de fidelidad absoluta. No pasaría mucho tiempo hasta advertir que se apostaba por retomar la ofensiva.
El oficialismo debía ratificar que el poder no se discute: se ejerce.

La propia dirigencia opositora, e incluso los sectores sociales más refractarios al kirchnerismo, reconocen que el Gobierno mantuvo la iniciativa pero no sólo por méritos propios. Esa oposición, casi de inmediato a su euforia poselectoral, dejó claro que ni siquiera podía consensuar una estrategia legislativa más o menos articulada.
¿Cuál es la diferencia entre Cobos y De Narváez? ¿Qué distancia, esencialmente, a Carrió de Macri? Así, de corrido, lo que cabe preguntar es si esos referentes conservadores tienen espacio social amplio para mostrar sus cartas ideológicas sin más ni más. En opinión del periodista, la respuesta es no: en parte porque todavía hay memoria fresca, y además por las virtudes K en saber leer los nuevos aires del período y de la región. La única veta por la que mostraban neomenemismo explícito era su apoyo al movimiento campestre. Recién hace unas semanas, bajo el manto del cardenal Bergoglio y con parlantes más bien apagados, suscribieron un documento que avanzó en mostrar la hilacha.

Entra aquí la agenda actual como reflejo, en algunos aspectos, del abismo entre la mayoría de los temas de disputa político-mediática y las inquietudes o preocupaciones sociales más sensibles.
Con todo respeto, ¿a quién le interesa la composición del Consejo de la Magistratura? ¿El proyecto para normalizar el Indek tiene algo que ver con la cuestión inflacionaria de fondo, atravesada por quiénes forman los precios (o dicho de otro modo, ¿la oposición quiere regularizar el organismo como herramienta para atacar una economía concentrada en pocas manos?)?
¿Y cómo se hace, para no sospechar de los verdaderos propósitos de quienes promueven el 82 por ciento móvil a los jubilados? ¿Desde cuándo le picó ese bicho a Patricia Bullrich y demás?

Para bien o para mal, porque puede verse como símbolo de mejoría en casi todos los indicadores, esas tramas revelan que la economía no está en discusión. No, al menos, en lo que hace a cuáles intereses se afecta para favorecer a cuáles otros. La última instancia de ese tipo fue el choque generado por la 125.
Después de eso, las críticas son manotazos destemplados que no progresan, porque desde la derecha no se puede, en el señalamiento de las fuentes de financiación alternativas para aquello que cuestionan. Un ejemplo, y no precisamente el menor, son las tarifas subsidiadas de los servicios públicos. Con un cinismo admirable, la derecha se apunta al carácter de barril sin fondo que tendría ese mecanismo. ¿La opción es liberar los cuadros tarifarios? ¿O van a decir cuánto mejor sería que el Estado encontrara fondos en una política tributaria progresiva? Lo mismo vale para la expansión del gasto público: con la crisis en Estados Unidos y Europa, no es buen momento que digamos para hablar del déficit fiscal y de recortar el consumo interno.

Transcurrido un año de las elecciones, efectivamente poco o nada es como se imaginó.
Pero queda claro que alguna gente debe revisar su capacidad de pronóstico político.
O lo que le obligan decir.

Fuente: Comparaciones - Por Eduardo Aliverti
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